¿Síndrome del impostor o incompetencia total?

En el exterior, lo único que ven es confianza. Sin embargo, en la boca del estómago hay una pregunta dolorosa: “¿Soy lo suficientemente bueno?”

La dura realidad es que a veces no somos lo suficientemente buenos. Tal vez nos falta capacidad, nuestras habilidades no son lo que quisiéramos o no estamos a la altura de las circunstancias, también es posible que una tarea simplemente no se adapte a nuestras fortalezas. En otro contexto, podría ser que los estándares son tan altos que aunque tengamos lo necesario, estamos lejos de cumplir con el perfil requerido.

En otras circunstancias, esa sensación molesta en tus entrañas simplemente refleja las  dudas que tienes sobre ti mismo. Tal vez estés en un territorio desconocido, sientas mucha presión o simplemente te falte algo. Tal vez creas que si realmente supieras lo que estás haciendo, te sentirías seguro y como no te sientes seguro, desarrollas la idea de que “claramente no estás calificado”.

Este tipo de cosas siempre son complicadas, aún más en el ámbito profesional. De muchas maneras, para bien o para mal, nuestros trabajos nos sacan de nuestra zona de confort. Nos ponen en el punto de mira, con colegas y jefes observando cada uno de nuestros movimientos. En este punto es importante que tengas presente que, la mayor parte del aprendizaje que harás en tu vida adulta estará relacionado con tu carrera, lo que se traduce en que, a menudo te encontrarás en una posición en la que comenzarás sin estar completamente calificado y tal vez sintiéndote incluso como un extraño. 

Si eres una persona ambiciosa con objetivos profesionales, este temor de no ser lo suficientemente bueno inevitablemente surgirá al menos de vez en cuando. A veces será causado por una verdadera brecha en tus habilidades actuales. Otras veces, será causado por lo que los expertos llaman síndrome del impostor.

Con todo esto claro, investiguemos ahora cómo interpretar este estado mental y lidiar con él cuando aparezca.

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es esa sensación molesta que tienes cuando, a pesar de tus logros y capacidades, en secreto en tu interior, crees que no mereces ningún éxito. Es esa voz interior que te dice: “Tuve suerte” o “Cualquiera podría haber hecho esto”, en lugar de reconocer tu arduo trabajo y tus habilidades. 

Esa voz te hace dudar de ti mismo, incluso cuando todos los que te rodean creen en tus habilidades y destrezas. Es como si siempre estuvieras esperando que, incluso cuando hay muchas pruebas de que eres capaz y exitoso, alguien te exponga como un impostor que finge y no merece ser respetado por sus logros.

El concepto de síndrome del impostor existe desde hace unos 50 años, desde que en un estudio sobre mujeres de alto rendimiento en 1978 (PDF) las Dras. Pauline Clance y Suzanne Imes, acuñaron la frase “fenómeno del impostor” . Su investigación encontró que muchas mujeres dudaban de sus logros, incluso cuando tenían muchas pruebas de lo contrario, y temían ser expuestas como fraude por su aparente “falta de talento”. 

Pero esto no es algo con lo que se enfrentan únicamente las mujeres. Desde que se publicó esa primera investigación innovadora, bastantes estudios han confirmado que el síndrome del impostor puede afectar a cualquier persona. De hecho, los expertos estiman que en algún momento de sus carreras, el 70% de las personas experimentará el síndrome del impostor y esto es independientemente del género, etnia o éxito que tengan.

Síndrome del impostor versus falta de habilidad

Para este momento sabemos que, al menos algunas veces, el síndrome del impostor es el culpable de nuestras dudas. 

Pero otras veces, si te sientes inseguro de tus capacidades, hay una razón muy lógica. Es posible que estés observando una brecha real en tus habilidades. Si ese es el caso, ¡te felicitamos! Ese tipo de autoconciencia es fantástica, porque muestra exactamente dónde debes concentrarte para crecer profesionalmente.

Queremos que sepas que ninguna de estas posibilidades es “mala”. Tampoco es una amenaza para tu carrera o para quién eres como profesional. Es importante conocer la diferencia para saber cómo seguir adelante.

Aunque puedan parecer bastante similares, existen grandes diferencias entre una verdadera brecha de habilidades y el síndrome del impostor:

Verdadera brecha de habilidades

Síndrome del impostor

Es algo que no has estudiado (aún).

vs.

Aunque lo hayas estudiado, todavía tienes dudas.

Implica habilidades específicas que no dominas (aún).

vs.

Tienes las habilidades necesarias, pero te sientes como un fraude.

Requiere sabiduría de experiencias que no has tenido (aún).

vs.

Tienes experiencia relevante, pero aún así es difícil sentirte seguro.

Es algo con lo que no tienes un historial exitoso (todavía).

vs.

Has logrado el éxito, pero aún así le restas importancia y lo atribuyes a la suerte o a factores externos.

Otros han notado que tu desempeño no cumple con sus estándares.

vs.

Otros admiran tu trabajo, pero en privado dudas de tus propias habilidades.

Puedes identificar formas específicas de mejorar tu rendimiento.

vs.

Tu insatisfacción con tu trabajo es vaga y difícil de precisar.

Tienes dificultades para completar las tareas.

vs.

Te desempeñas bien, pero todavía no sientes que sea suficiente.

Cuando ganas, puedes disfrutarla.

vs.

Incluso si recibes muchos comentarios positivos, te obsesionas con las críticas menores.

Podría haber algunos otros factores en juego. La investigación muestra que el síndrome del impostor es más común en culturas individualistas (como Estados Unidos), porque hay un fuerte énfasis en los logros personales. El síndrome del impostor es común entre grupos que experimentan muchos estereotipos negativos (como mujeres y minorías). 

El síndrome del impostor también es más común entre inmigrantes y profesionales de primera generación. Así las cosas, si planeas trabajar para empresas estadounidenses o trasladarte a Estados Unidos, definitivamente querrás saber qué buscar y cómo manejarlo.

10 preguntas que debes hacerte

Cuando te bombardean dudas e inseguridades, puede resultar difícil sentir que tienes una visión clara y objetiva de las cosas. Intenta utilizar estas preguntas para conectarte a la realidad. Tómate un minuto para pensar realmente en cada uno. 

1. ¿He completado con éxito una tarea similar antes?

2. ¿Tengo el conocimiento y los recursos para realizar este trabajo?

3. ¿Otros me han dado comentarios positivos sobre mi trabajo en esta área?

4. ¿Es esto algo con lo que estoy familiarizado?

5. ¿Tengo miedo de cometer errores o de que me “descubran”?

6. ¿Me he preparado adecuadamente para este trabajo?

7. ¿Estoy evitando esta tarea aunque sé que estoy calificado?

8. ¿Me siento seguro en otras áreas similares, pero no en ésta?

9. ¿He visto a otros que tienen el mismo nivel de experiencia que yo tener éxito en esta tarea?

10. Tal vez por ansiedad o frustración ¿Estoy reaccionando emocionalmente cuando debería reaccionar de una manera más lógica en esta situación?

 

Si la mayoría de tus respuestas son “Sí”, probablemente estés experimentando el síndrome del impostor.

Si la mayoría de tus respuestas son “No”, probablemente estés lidiando con una brecha en tus habilidades.

Si confirmas que estás lidiando con el síndrome del impostor, ¿Qué sigue?

Si la mayoría de tus respuestas apuntaban al síndrome del impostor, el problema no son tus habilidades, sino tu percepción de ellas. 

Irónicamente, aunque estés comenzando desde un lugar mejor en lo que respecta a tus éxitos, habilidades y desempeño, es posible que este problema te resulte más complicado de resolver. A menudo es más difícil generar confianza en lo que ya tienes que aprender algo nuevo.

Así es como puedes superarlo:

Reconoce tus éxitos: Empieza por hacer todo lo posible para reconocer tus logros (al menos en privado). Mantén una lista de tus éxitos, grandes o pequeños, y recuérdalos cada vez que surjan dudas. 

Replantea pensamientos negativos: No dudes en responder a las dudas cuando te sugieran algo objetivamente falso. Si te das cuenta de que estás pensando: “No pertenezco” o “No soy lo suficientemente bueno”, recuerda que tu éxito pasado no fue una casualidad y que te has ganado tu lugar en ello.

Acepta elogios y comentarios con gracia: Cuando alguien elogie tu trabajo, no lo descartes como suerte o amabilidad. Tómalo como un comentario válido que refleja tus verdaderas habilidades. Con el tiempo, esto te ayudará a cambiar tu forma de pensar.

Concéntrate en tomar acción: Incluso si no te sientes seguro, comienza a trabajar en la tarea que tienes entre manos. Cuanto más logres, más evidencia tendrás de tu competencia y más crecerá tu confianza.

Habla de ello: Comparte tus sentimientos de duda con alguien en quien confíes. El síndrome del impostor está en todas partes y hablar sobre él puede ayudarte a darte cuenta de que no estás solo y de que es posible que tus pensamientos no reflejen la auténtica realidad.

El síndrome del impostor no es para siempre. Con un poco de esfuerzo y disciplina, podrás adoptar una nueva actitud hacia tus habilidades. Valdrá la pena; después de todo, ¡mereces disfrutar de tu éxito!

Si te falta una habilidad en específico, ¿Qué sigue?

Si tus respuestas apuntaron hacia una habilidad que falta, esto solo significa que te falta el conocimiento o la experiencia necesarios para la tarea en cuestión. ¡Esa es realmente una gran noticia! Simplemente con darte cuenta de que existe la brecha, estarás en el buen camino para abordar el problema.

A continuación se explica cómo hacerlo:

Identifica dónde y cómo quieres crecer: Identifica dónde está la brecha. ¿Es una habilidad técnica, conocimiento de un determinado proceso o comprensión de una herramienta específica? Conocer el área exacta a mejorar te ayudará a centrar tus esfuerzos.

Busca recursos de capacitación y aprendizaje: Una vez que puedas ver la brecha, busca recursos para cerrarla. Esto podría incluir cursos en línea, tutoriales, talleres o tutoría de alguien con más experiencia en el área.

Pide ayuda: No dudes en comunicarte con colegas o mentores que puedan ofrecerte orientación. Obtener una segunda opinión o aprender de alguien con más experiencia realmente puede acelerar tu proceso de aprendizaje.

Practica y aplica lo que aprendes: La mejor manera de cerrar la brecha de habilidades es a través de la práctica. Aplica lo que estás aprendiendo a tareas pequeñas y manejables. Cuanto más practiques, más confianza te sentirás en esa área. Usa tus pequeños logros como parte de tu portafolio de presentación.

Establece objetivos realistas para mejorar: El crecimiento lleva tiempo. Establece algunos hitos alcanzables para realizar un seguimiento de tu progreso a medida que desarrollas tus habilidades. Celebra las pequeñas victorias a lo largo del camino y recuerda que el hecho de que estés aprendiendo significa que estás creciendo como profesional y como persona. 

Creemos firmemente en el aprendizaje permanente. Eres absolutamente capaz de desarrollar tus habilidades para ayudarte a avanzar en tu carrera, alcanzar tus objetivos y alcanzar tu potencial. Requerirá algo de trabajo, pero las recompensas valdrán la pena.

Conclusión

Ya sea que estés enfrentando el síndrome del impostor o una verdadera brecha de habilidades, ten en cuenta que ambos son desafíos que se pueden superar con un poco de tiempo, esfuerzo y la mentalidad adecuada. Si se trata del síndrome del impostor, esfuérzate por cambiar cómo te ves a ti mismo. Si se trata de una falta de habilidades, concéntrate en adquirir el conocimiento que necesitas para tener éxito. 

¡Tú puedes con esto!

por Milthon Gómez & Alicia Hall

Milthon Gómez y Alicia Hall son los cofundadores de Kressca. Juntos, suman más de 40 años de experiencia en el mundo empresarial y la consultoría en Estados Unidos y América Latina. Como parte de su proceso de aprendizaje permanente y la búsqueda de legado, ayudan a otros a tomar el control de sus carreras y de sus vidas. Les encantan los acertijos, la estrategia, la lectura, las películas de kung-fu y explorar el mundo.

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