Suena el teléfono y es tu “amigo pesadilla”. Sabes que lamentarás contestar pero, eres muy buen amigo.
—“Hola, compadrito, no puedo cargar mi aplicación de mapas. ¿Puedes darme indicaciones para llegar al centro comercial?
—“Hola, Carlitos. Por supuesto. ¿A cuál centro comercial vas?
—”Necesito comprar unos pantalones”.
—”Ok, pero ¿para cuál centro comercial necesitas indicaciones?”
—“Ya sabes cuál. No debería ser tan difícil entenderlo”.
—”Pero ¿cuál centro comercial? Y por cierto, ¿dónde estás ahora?
—“El que tiene todas las tiendas. No creo que esté tan lejos”.
—”Dios mío, ¿tienes algún detalle?”
—“Recuerdo que tiene un estacionamiento grande”.
Imagínate estar recibiendo una llamada como esta. Aparte de querer golpearte la cabeza contra una pared, probablemente te preguntarás cómo diablos espera tu amigo llegar a alguna parte si lo único que tiene claro es que quiere unos pantalones nuevos.
Planificación de carrera en América Latina
¿Creerías que hay millones de personas en América Latina que abordan sus carreras exactamente de la misma manera?
Tienen un sueño profesional. Tal vez quieran abrir su propio negocio, convertirse en freelancers, autónomos o empresarios pero no están seguros de los detalles.
Quizás no se sientan totalmente seguros de que sea factible. Quizás tengan la certeza de que existirán obstáculos en el camino. Tal vez sientan que es algo de “algún día”.
En todos estos casos en América Latina suelen usarse ciertos dichos populares que funcionan como poderosos mantras. “El que no se arriesga no logra nada”, “Patos al agua”, “El que no se endeuda nunca tiene nada”. Estas expresiones no solo son inciertas sino que son poderosos algoritmos que hacen que las personas asuman altos riesgos.
Para muchas personas, la respuesta a esta incertidumbre es simplemente saltar al vacío y esperar lo mejor. No obstante, tenemos una sospecha furtiva de que tú preferirías ser más estratégico y por ello harías las cosas con más información y más cautela.
Entonces, hablemos de los dos errores más grandes que comete la gente cuando intenta llegar desde donde está ahora, a los que llamaremos Punto A, a donde quieren estar, a lo que llamaremos Punto B.
Error nº 1: Falta de certeza en cuanto hacia dónde se dirigen
Lo que pasa con el “Punto B” es que es un punto. Es un imaginario. No es una zona en específico, ni una región que puedas ubicar en un mapa.
En este sentido, es muy común que, cuando las personas se fijan objetivos profesionales, a menudo mantienen las cosas vagas sin siquiera darse cuenta de ello. Eso hace que sea realmente difícil trabajar para alcanzar la meta.
A continuación se muestran algunos ejemplos:
“Quiero tener mi propio negocio”
vs.
“Quiero iniciar una tienda en línea que venda juguetes y golosinas orgánicas para mascotas con dueños de altos ingresos”
“Quiero ganar más dinero”
vs.
“Quiero mejorar mi perfil profesional obteniendo tres nuevas certificaciones en mi campo y luego conseguir un nuevo trabajo con empleadores que sé que ofrecen salarios más altos”
“Quiero ser futbolista”
vs.
“Quiero ser futbolista profesional y calificar para la posición de delantero en la liga nacional. Luego, destacarme lo suficiente para llegar al Real Madrid”
Al comparar la columna de la izquierda con la de la derecha, ¿qué versión te parece más realista? ¿Cuál crees que es más probable que logre la persona?
Según investigaciones realizadas en diversas industrias, Cuanto más específico sea un objetivo, más probabilidades habrá de que se alcance el resultado y conduzca al éxito..
Por ejemplo, los psicólogos Edwin Locke y Gary Latham fueron pioneros de la teoría del establecimiento de objetivos. A lo largo de numerosos estudios de investigación, descubrieron constantemente que tener objetivos específicos ayuda a las personas a concentrarse, mantenerse motivadas y medir mejor su progreso. Y todo eso conduce a mayores posibilidades de completar el objetivo.
Si esto es así, ¿Por qué tanta gente se fija metas vagas? Algunas de las razones podrían ser:
- Cansancio y bruma por tantas opciones disponibles
- Inseguridad en cuanto a las propias fortalezas, pasiones o valores.
- Estancamiento por presiones externas o estrés.
- Miedo a comprometerse con la meta.
- Falta información clave relacionada con el objetivo.
- Inseguridad sobre si realmente es alcanzable el objetivo.
La vida en América Latina es notoriamente incierta. Cada día tiene sorpresas. Las decepciones ocurren con demasiada frecuencia. Mercados laborales enteros pueden cambiar repentinamente debido a la agitación política y social. A veces puede parecer inútil establecer un objetivo realmente específico si sabes por experiencia que la mayoría de las cosas no salen según lo planeado.
¿Pero sabes qué? Creemos exactamente lo contrario. Cuanto más incierta es la vida, más importante es tener una idea muy clara de cuáles son tus objetivos. Esa es la única manera de crear planes de respaldo para recuperarse cuando las cosas (casi inevitablemente) se desvían. Y si tener un objetivo más específico ayuda a despertar tu motivación y a mantenerla activa, ¡mucho mejor!
Tres pasos para aclarar tu visión profesional
1. Escribe tu objetivo profesional. Comienza con un borrador simple de lo que has estado pensando. Sacar los pensamientos de la cabeza es una excelente manera de hacer avanzar las cosas. No sólo puede ayudar a impulsar algunas ideas nuevas, sino que también revelará lagunas, vacíos de información o problemas en tu plan. (¡Además, escribir a mano puede ser una excelente manera de activar tu pensamiento creativo!)
2. Haz las seis preguntas. Para ser más específico acerca de tu objetivo, actúa como un periodista durante unos minutos y entrevístate.
- ¿Qué es exactamente lo que quieres lograr?
- ¿Cuándo quieres lograrlo?
- ¿Quién más estará involucrado?
- ¿Dónde te llevará este nuevo logro?
- ¿Por qué quieres esto? Y lo más importante…
- ¿Cómo lo harás realidad?
3. Investiga y perfecciona. Una vez que hayas incorporado esas respuestas a tu objetivo, tómate un minuto para reflexionar. Regresa y toma nota de cualquier detalle, como escuelas, programas, empleadores, habilidades, ubicaciones, procesos, recursos específicos…. Luego haz algunas búsquedas y lee sobre ellas. Cuando encuentres información que le dé forma a tu objetivo, agrégala a tu documento.
Si este es un objetivo sobre el que pretendes actuar, poner estos detalles por escrito te ayudará a dejar de soñar y comenzar a planificar.
Error nº 2: Inseguridad total respecto a por dónde empezar
La gente no sólo lucha por definir su Punto B claramente, pero a menudo no conocen realmente su Punto A. No tienen una visión sólida y precisa de sí mismos ni de su situación. Y eso hace que sea increíblemente difícil elaborar un plan realista. Después de todo, ¿cómo puedes emprender un viaje si en realidad no sabes dónde estás en relación con tu destino? ¿Cómo sabrías siquiera qué dirección tomar?
La falta de certeza respecto de su Punto A, podría significar que:
- No saben cuáles son sus puntos fuertes.
- Están demasiado confiados en sus habilidades.
- No saben qué habilidades necesitan desarrollar para lograr su objetivo.
- No son conscientes de lo que más valoran en la vida.
- No saben en qué tipo de entorno laboral prosperarían realmente.
- Están reaccionando a la presión social, en lugar de seguir su propio sueño.
- No son honestos consigo mismos acerca de lo que realmente quieren.
- Padecen del síndrome del impostor y dudan de sus capacidades.
- No están al tanto de los cambios recientes en su industria.
- No entienden lo que buscan los empleadores o los clientes.
- Carecen de habilidades sociales cruciales que los harían más valiosos en el lugar de trabajo.
- Nunca recibieron (ni entendieron) comentarios constructivos de compañeros de trabajo o clientes.
Consideremos algunos ejemplos:
Alex tiene 25 años y recientemente se graduó de la universidad con un título en administración de empresas. Es un extrovertido al que le encanta hablar. Sabe lo inteligente que es y cree que la mejor manera de conseguir un trabajo es insistir en que puede manejar cualquier problema que surja, sin importar cuál sea. Pero después de seis entrevistas, no ha recibido ni una sola oferta de trabajo. Alex no se da cuenta de que, dada la poca experiencia que tiene trabajando en el mundo empresarial, los empleadores encuentran desagradable su confianza.
Laura tiene 34 años y tres hijos que ahora están todos en la escuela. Es bastante brillante y está ansiosa por aprender, pero no sabe cómo demostrárselo a los posibles empleadores. Le encantaría hacer un trabajo que sea intelectualmente desafiante pero no demasiado caótico. Sin embargo no tiene idea de qué tipo de trabajo podría ser ni qué habilidades específicas se necesitarían. A Laura le resulta difícil generar impulso en su búsqueda de empleo, porque para empezar, tiene muy poca información.
Nico tiene 44 años y su trabajo de larga data como analista de datos recientemente desapareció a causa de la automatización y la Inteligencia Artificial.. Siente mucha presión debido a las necesidades y expectativas de su familia, por lo que quiere comenzar su próxima carrera de inmediato. ¡Lo que sea que pague las cuentas! Está tan concentrado en la necesidad de velocidad que realmente le cuesta adaptarse a su situación. Después de todo, cambiar de carrera a mediana edad no es poca cosa. Lo que Nico realmente necesita es algo de tiempo para explorar el mercado laboral actual, completar sus habilidades y establecer contactos.
Todas estas personas tienen mucho que ofrecer, pero existen barreras que les impiden profundizar y comenzar.
La buena noticia es que, con un poco de tiempo y esfuerzo, podrían descubrir su Punto A.
Tres pasos para saber dónde estás ahora
Para conocer tu Punto A, necesitas conocerte a ti mismo y tener al menos una idea objetiva de lo que eres capaz de hacer. Esto podría requerir algo de valentía. Después de todo, la persona promedio prefiere sentirse cómoda simplemente creyendo en lo que le hace sentir bien. Pero si tienes un objetivo profesional ambicioso, ser honesto contigo mismo acerca de dónde te encuentras ahora será de gran ayuda.
1. Realice evaluaciones en línea, como el test de personalidad Myers-Briggs y la evaluación CliftonStrengths para saber dónde residen tus puntos fuertes.
2. Haz un inventario de tu experiencia. Escribe no sólo los trabajos que has desempeñado, sino también los logros en cada uno de ellos. Haz lo mismo con los pasatiempos y cualquier otra experiencia de vida que pueda ser relevante en el lugar de trabajo. ¿Qué aportaste? ¿A qué respondieron bien los demás?
3. Enumera en qué eres bueno y en qué no tan bueno. Todos tenemos fortalezas y debilidades: ¡nadie es perfecto! Ser capaz de admitir dónde se encuentran tus puntos fuertes es un excelente primer comienzo para descubrir cómo llegar a tu Punto B. Si tienes problemas para evaluar qué es qué, piénsalo en términos de “¿Qué es lo que disfruto?” y “¿Qué me deprime?”
Esto llevará un poco de tiempo, ¡pero el retorno de la inversión será inmenso! El simple hecho de conocerte a tí mismo te pondrá a la cabeza de los demás y ello redundará en tu beneficio a medida que comiences a trabajar para alcanzar tus objetivos profesionales.
Conclusión
Cuanto más te preocupes por tu objetivo, más pensamiento y planificación deberás poner para comprender tu Punto A y tu Punto B. ¡El hecho de que estés pensando en estos términos significa que ya estás progresando!
Date algo de tiempo y espacio para cometer algunos errores. Vas a aprender mucho en el camino.